jueves, 12 de diciembre de 2013

Tres maneras de volcar un barco

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Chris Stewart se hizo célebre con la publicación de Entre limones, el divertidísimo relato de un joven inglés que, con tal de no vestir traje y acudir a una oficina, se gastó todos sus ahorros en la compra de un ruinoso cortijo en las Alpujarras granadinas. El libro se convirtió en un fenómeno editorial, hasta el punto de q ue, junto con los dos volúmenes siguientes —El loro en el limonero y El club de admiradores de los almendros en flor (aún inédito en castellano)—, suman más de un millón de ejemplares vendidos en Inglaterra y más de 400 mil en España. En esta ocasión, Stewart comparte con el lector una de las experiencias más insólitas de una vida ya de por sí asombrosa. Todo comienza de forma fortuita cuando una amiga le ofrece un trabajo tentador: ser el patrón de un velero para navegar en las islas griegas. La propuesta parece un sueño hecho realidad, si no fuera por un pequeño inconveniente: Chris no ha navegado en su vida, ni sabe por dónde empezar. Con abundantes dosis de ingenio e hilarante autocrítica, Chris narra su iniciación a la vela, desde un neblinoso puerto de la costa inglesa hasta su particular odisea por aguas mediterráneas rumbo a la isla de Spetses. Y como guinda, una inolvidable peripecia a través del Atlántico Norte por la ruta del legendario explorador escandinavo Leif Eriksson. El fino humor de Stewart, su facilidad para la anécdota, su tendencia a actuar movido por cierta visión idealista de la realidad, dan forma a un original y atractivo relato del mundo, el de un hombre amable que, desvinculado desde hace años de la servitud de los bienes materiales, sabe disfrutar como nadie de los pequeños y grandes placeres de la vida